Hasta aquí hemos
visto alguna de las contribuciones más significativas de la teoría tradicional,
representada por la administración científica, la teoría del proceso
administrativo y el modelo burocrático. Aunque estas contribuciones tienen una
gran variedad de fuentes existen ciertos lazos y coincidencias entre ellas
(Chiavenato, 1990): – La organización fue vista como un sistema mecanicista. –
Lo más importante es aumentar la eficiencia. – Enorme confianza en las reglas.
– La jerarquía formal es el mecanismo para lograr la integración –
Especialización y competencia técnica como base. – Autoridad centralizada y
líneas claras de autoridad. – Separación entre línea y staff.
Una de las
críticas principales a la teoría clásica es que ésta parte del concepto de
sistema cerrado para estudiar las organizaciones, lo cual es, a todas luces, irreal.
Los distintos modelos clásicos no consideraron las influencias del entorno en
las organizaciones, así como muchos aspectos internos de importancia. Otra
crítica importante se refiere a que hicieron una suposición irreal con respecto
a la conducta humana, equiparando al trabajador con una máquina. March y Simon
(1958) describen la teoría clásica como el «modelo mecánico». Las aportaciones
posteriores hechas por los científicos del comportamiento serán decisivas para
modificar estos conceptos. Sin embargo se debe reconocer que muchos principios
clásicos son utilizados hoy en día por muchas organizaciones, y por tanto,
igual que no se deben aceptar las teorías clásicas sin crítica, así tampoco
deben rechazarse muchos de sus principios a ciegas
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